Quién realmente eres
En las entrevistas de trabajo nos hacen dos preguntas clave: Mencionar tres virtudes y tres defectos.
La respuesta no es tan contundente como el saber qué responder porque realmente nos conocemos. De entrada te digo, las virtudes y los defectos son relativos. Quizás, para alguien que se dedique al altruismo y la ayuda comunitaria, tener la sangre fría sea un "defecto", mientras que para un puesto donde sea necesario cobrar deudas o despedir gente, sea una "virtud", Piensa en esto:
Somos la suma de nuestras experiencias
No tenemos en vano el carácter que nos define, éste se nos ha formado a partir de nuestras vivencias, oportunidades, circunstancias, inclusive condiciones demográficas.
Mientras que el temperamento se hereda, el carácter se forma; por lo tanto, se deforma también, se moldea, manipula y es un hecho que, todos podemos cambiar.
Durante un estudio realizado en 2009, a presos de la prisión de alta seguridad en Massachusetts, donde varios de ellos fueron sometidos a varias horas de meditación intensa y voluntaria durante más de 20 días, demostraron disminuir sus niveles de violencia en un 80%.
Todos podemos cambiar, mejorar y en tiempos adversos, deformar nuestro carácter.
Saber quién eres realmente, tiene varios propósitos, uno de ellos es tomar las decisiones de vida que sabes te harán feliz, otra, conocer tus límites y respetarlos con el fin de no exponerte. También te motiva a mejorar y trabajar tus áreas de oportunidad; el objetivo: ser una mejor versión de ti mismo.
Lo que la gente espera de ti
Seamos honestos, a la gente le encanta hablar, juzgar, criticar, opinar. Es más fácil apuntar el dedo hacia afuera y no apuntalar hacia dentro.
Una frase muy común es "A nadie se le da gusto con nada". Esto es cierto. Cuando intentas complacer a alguien, otra persona queda insatisfecha; pero el punto que quiero definir aquí es que el peor negocio es cuando tú quedas insatisfecho por agradar y complacer a los demás.
Te recuerdo algo: a nadie se le puede dar gusto, porque hagas lo que hagas, siempre habrá alguien inconforme. Que ese "alguien" no seas tú. Ponte las pilas y comienza a vivir y a actuar de acuerdo a tus intereses, tu plan de vida, tus objetivos, gustos, moral y ética. Que nadie te influencie, eres tú quien vive su vida y por lo tanto debe asumir las consecuencias y beneficios de las decisiones que tomes: Responsabilidad.
Si ajustando tu personalidad, aún no has podido mantener felices a los demás y siguen hablando de ti, entonces permite que hablen y seas infelices al menos siendo tú mismo. Saca el extracto de quién eres, llévalo al máximo y disfrútate, Tú eres el único que debe considerar su felicidad, claro, sin hacerlo a costa de alguien, tu libertad termina donde comienza la de alguien más.
No más patrones destructivos
Vamos por buen camino, una vez que sabes lo que quieres porque reconoces tus preferencias, empiezas a vivir por tu felicidad, eso significa que ya no te importa lo que opinen los demás, tomas decisiones en base a tu bienestar, tu felicidad y tu paz. Buena noticia, has comenzado a romper patrones destructivos.
De ahora en adelante cada ves que alguien quiera hacerte daño... es más, de ahora en adelante, cada vez que te sientas incómodo ante un tipo de persona o situación, tocarás la retirada y no te involucrarás más con ese tipo de personas que frenan con su toxicidad.
Pero romper con patrones destructivos no sólo de trata de otros, también es acerca de ti y los discursos que sueles decirte: "no puedo", "no soy bueno para esto", "no soy suficiente, apto, capaz". ¡No más! Tú eres único y la combinación de factores te permiten concebir el mundo de un modo irrepetible. Saca provecho de quién eres y vive al máximo tus fortalezas, Tú mismo te lo agradecerás.
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